Así como a la Virgen María no se la puede entender sin Jesús, tampoco a Juan se lo puede comprender sin su pariente Jesús de Nazaret. Juan es un personaje entera y totalmente orientado hacia la venida del Mesías.
Las bienaventuranzas son de alguna manera el corazón del Evangelio, de la Buena Noticia que Jesús vino a traer a la humanidad. Representan lo mismo que los diez mandamientos en el Antiguo Testamento: una síntesis perfecta del modo cómo quiere Jesús que sus discípulos y discípulas se comporten en el mundo.
1ra. Lectura | Sof 2, 3; 3, 12-13 |
Salmos | Sal 145, 7-10 |
2da. Lectura | 1Co 1, 26-31 |
Evangelio | Mt 4, 25-5, 12 |