La solemnidad litúrgica que hoy celebramos, aunque ponga en el centro de atención a todos los santos, no deja de celebrar a Jesucristo, nuestro Señor. Todos los santos y santas de la historia de la Iglesia no son sino reflejos o ecos de Jesús, Dios y ser humano. La santidad sólo es posible porque Dios decidió hacerse persona humana, frágil y pasajera, y dignificó así a la humanidad, habitándola para siempre. Cada mujer y cada hombre que la Iglesia ha beatificado y canonizado a lo largo de su milenaria historia revela algún aspecto de Cristo, destella alguna faceta de su vida y de su misterio pascual.
Lecturas del día
Las bienaventuranzas son de alguna manera el corazón del Evangelio, de la Buena Noticia que Jesús vino a traer a la humanidad. Representan lo mismo que los diez mandamientos en el Antiguo Testamento: una síntesis perfecta del modo cómo quiere Jesús que sus discípulos y discípulas se comporten en el mundo.
1ra. Lectura | Sof 2, 3; 3, 12-13 |
Salmos | Sal 145, 7-10 |
2da. Lectura | 1Co 1, 26-31 |
Evangelio | Mt 4, 25-5, 12 |