La pregunta por el más allá (la vida después de la muerte) es una de las cuestiones que ocupan y atraviesan lo más profundo de las reflexiones humanas, desde siempre.
Nosotros, cristianos del siglo XXI, seguimos fundando nuestra fe en el misterio pascual de Cristo, es decir, en su muerte y resurrección, de modo que la vida plena y eterna es parte fundamental de la fe que profesamos. Si hablamos de la vida después de la muerte, no lo hacemos desde la experiencia, que no tenemos, sino sólo desde la Palabra de Dios.
Las bienaventuranzas son de alguna manera el corazón del Evangelio, de la Buena Noticia que Jesús vino a traer a la humanidad. Representan lo mismo que los diez mandamientos en el Antiguo Testamento: una síntesis perfecta del modo cómo quiere Jesús que sus discípulos y discípulas se comporten en el mundo.
1ra. Lectura | Sof 2, 3; 3, 12-13 |
Salmos | Sal 145, 7-10 |
2da. Lectura | 1Co 1, 26-31 |
Evangelio | Mt 4, 25-5, 12 |